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Descarga la portada en .pdf >> Número 217. Junio 2023

Un estudio alerta del riesgo de inundación de Luanco por la subida de la mar

El geógrafo local Manuel Hernández Barrios reconoce la situación del litoral gozoniego, pero tacha el informe de Climate Change de «catastrofista»

03/06/2023 / Gozón

NADIA HEVIA (Luanco)

El calentamiento global que afecta al planeta y el rápido incremento de las temperaturas medias podrían acarrear consecuencias para el concejo. Al igual que ocurre con otros municipios del litoral asturiano, tanto Luanco como otras zonas de las distintas parroquias costeras de Gozón podrían verse afectadas por la subida del nivel del mar.

Así lo recoge Climate Change, una organización sin ánimo de lucro estadounidense formada por científicos y periodistas científicos. A lo largo de los últimos años, la entidad ha proyectado diferentes mapas interactivos en los que se muestra la exposición de los distintos puntos costeros al aumento de dicho nivel y su posibilidad de sufrir inundaciones. La herramienta utilizada permite observar hasta dónde llegaría el agua en el caso de un calentamiento global de entre dos y cuatro grados y, especialmente, durante los temporales en la costa.

En un escenario de subida de las temperaturas de dos grados, el mar sumergiría las zonas más bajas de Luanco, afectando a toda la fachada marítima, tal y como explica el geógrafo local Manuel Hernández Barrios, quien califica el informe de «catastrofista», ya que no se constata el periodo en el que se producirá ese incremento de temperatura y «porque no se tienen en cuenta otros factores como la isostasia».

Según las previsiones de Climate Change, el puerto, las instalaciones del club Náutico, la playa de Luanco, la iglesia, la calle de La Riba o el centro de mayores acabarían cubiertos por el agua. Lo mismo sucedería, según Hernández, con la playa de La Ribera, Samarincha, Aramar y «también los edificios situados en las áreas bajas», que quedarían ocupados por el mar. Una subida de cuatro grados de la temperatura afectaría a toda la fachada marítima «quedando sumergida toda la villa por debajo de la avenida del Gayo y del parque de Cristino García».

Una situación que el geógrafo tilda de «barbaridad», recordando que «siempre hubo transgresiones y regresiones del nivel del mar y los cambios se producen durante periodos largos de la historia». En ese sentido, señala, es indudable el avance del mar en el frente costero y señala un capítulo en el siglo XVIII cuando «los vecinos de Bañugues ya advertían sobre el peligro que corría la iglesia por el avance del mismo».

Lo mismo sucedía en la villa de Luanco cuando, con las pleamares, «quedaba cortado el paso entre Les Escallejes y La Canal y la calle de La Riba y la iglesia, arruinando algunas casas y viéndose algunos patrones obligados a buscar abrigo en otros puertos para sus embarcaciones». Una circunstancia, apunta Hernández, que se solucionó con la construcción del «murallón» en la playa de La Ribera.

Otro aspecto importante para valorar el riesgo de inundación del litoral gozoniego se refiere a las características específicas de la región del Cabo Peñas y a la isostasia. El fenómeno tiene que ver con que «el Cabo Peñas fue un área de pliegues montañosos que, a lo largo de la era secundaria, fueron erosionados por el mar dando lugar, con los cambios climáticos y las correspondientes fluctuaciones del nivel del mar, a distintos niveles de rasa». Según el geógrafo, «al desaparecer esa masa montañosa, se está produciendo una elevación de la corteza terrestre que descansa sobre la masa viscosa del manto». Actualmente, se observan en el entorno las raíces de dichos pliegues.

Por estos motivos, al realizar este tipo de estudios acerca del cambio climático y de la subida del nivel del mar, «no se puede omitir este factor geológico difícil de cuantificar», explica Hernández, para quien «tanto los cambios climáticos como los geológicos se producen a lo largo de periodos muy dilatados de tiempo». Pese a que hay zonas que tradicionalmente se han considerado inundables, el experto llama a la calma ante posturas catastrofistas afirmando que «los cambios se producen de manera muy lenta y deben presentarse datos objetivos fiables».