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Algunos de los participantes en la prueba realizada en Candás, con el faro de fondo. (L. VENTURA) 

Algunos de los participantes en la prueba realizada en Candás, con el faro de fondo. (L. VENTURA) 

EL AEROMODELISMO RETOMA EL VUELO EN CANDÁS

El Club Planeador, cuya parte de la directiva es de la comarca, organizó el Campeonato de Asturias de Veleros de Ladera F3F en Punta Taluxa

03/05/2025 / La Contra

LORENA VENTURA (Candás)

 

Tras unos años al ralentí, el Club Planeador ha retomado el vuelo y lo ha hecho a toda velocidad, por algo se les compara con los Fórmula 1. «Hacemos competiciones desde hace muchos años, pero estuvimos un tiempo parados», explica Félix José Muñoz Cayado, vocal del club y organizador de las competiciones en esta nueva etapa. El perlorín, que reside en Nembro, avanza que habrá otras dos pruebas el próximo verano (el 5 o 6 de julio y el 23 o 24 de agosto, siempre según la meteorología).

 

El viento del nordeste decantó que fuera Candás el lugar elegido para realizar el Campeonato de Asturias de Veleros de Ladera F3F celebrado el pasado 5 de abril. Media docena de competidores muy experimentados midieron sus aeroplanos en Punta Taluxa. Los propietarios de la ganadería La Piedra les pusieron todas las facilidades para el desarrollo de la competición en la que también colaboró la Federación Aeronáutica del Principado de Asturias.

 

Si hubiera soplado de oeste la opción era el Cabo Peñas, un lugar muy limitado para la práctica actualmente por ser zona protegida de aves. «Nos afecta también la normativa de seguridad aérea, ya que nos equiparan a los aficionados a los drones», explica Luis Gutiérrez Casal, el integrante más veterano del club y que no compitió. Ahora disfruta viendo los vuelos y llevando la crono en las pruebas.

 

En lo estrictamente deportivo, Fernando Moro González ganó la competición al alcanzar sus aviones unas velocidades de vértigo. Ya desde el principio, el joven, que participa en el open internacional, tuvo buenas sensaciones. «Trato de apurar al máximo», indicaba. Fue una carrera de 100 metros con dos bases, donde se dan 30 segundos para coger la mayor altura posible y luego dar diez vueltas (un kilómetro de distancia en total).

 

En segundo lugar quedó Muñoz, cuya afición brotó cuando sólo tenía trece años, pero lo dejó a los 18. La retomó en 2017 porque es algo «que te relaja y un hobby muy completo que compagina, por ejemplo, electrónica, carpintería e ingeniería. Hay muchas disciplinas en el aeromodelismo», subraya el perlorín, que también destaca el compañerismo que rodea a este deporte.

 

Arturo Menéndez López completó el podio, según él, «aguantando el tipo». A los 67 años, lleva toda una vida haciendo volar estos aeroplanos y guarda muy buen recuerdo de las competiciones en Candás, ya que ganó dos open en el concejo.

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El ganador, Fernando Moro, hace volar a su aeroplano. (L. V.) 

El ganador hace volar a su aeroplano. (L. V.) 

El gijonés destaca que es una afición cara porque antes se construían artesanalmente, pero ahora «no vale cualquiera para ello». Entonces, normalmente se opta por comprar el avión entero y no son baratos. «De segunda mano puedes coger uno entre 800 y 1.000 euros. Nuevo, por menos de 2.000 no hay nada», admite. «Las competiciones pasaron a unos niveles económicos tremendos. Compras un avión de más de 1.000 euros y luego se estrella contra las rocas», opina Gutiérrez.

 

Ángel López Cabrera, de Langreo, quedó en cuarta posición. Se trata de uno de los competidores más veteranos y, además, lleva la parte electrónica en las pruebas. Con 25 años a sus espaldas en la  competición, el de la cuenca fue campeón de España y ganó una liga. Además, hizo récord de velocidad. Aún no ha podido revalidar el título más importante porque «hay mucha competitividad».

 

La quinta posición fue para Alejandro Álvarez Fernández, de Perdones (Gozón). «Aquí es difícil ganar porque hay mucho nivel, los competidores son duros», vaticinaba antes de acabar la jornada. Para el gozoniego la clave está en entrenar, llevar «una buena (y rápida) máquina» y, luego, «está la buena mano del artista».

 

Álvarez empezó en el mundo del aeromodelismo siendo un adolescente, pero lo dejó aparcado al casarse. «Volví en 2021 con mucha ilusión y ganas», recuerda. ¿Qué ha cambiado desde entonces? «El rendimiento de los aviones ha mejorado mucho», valora. No obstante, sigue prefiriendo montar sus propios aeroplanos por «el encanto de hacerlo uno mismo desde cero, volar una cosa que hiciste y es creación tuya», señala.

 

Todos echaron en falta a José Luis Álvarez, ingeniero apasionado por este tipo de pruebas y compañero fallecido. «Fue tirando de todos, nos arrastró a una época muy brillante. Murió hace dos años y quedó la cosa un poco quieta», lamenta Gutiérrez Casal. Pero también recuerda que Muñoz ha cogido el relevo.

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