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Vecinos de Valdés Pumarino piden medidas para frenar el desmadre del «botellón»

Más de una veintena de
afectados se suman a una carta abierta a la alcaldesa

02/10/2021 / Carreño

LORENA VENTURA (Candás)

Dicen que los problemas vienen de atrás, pero que con la pandemia se han agudizado y que ya no pueden más. Vecinos de la calle Valdés Pumarino han pedido al Ayuntamiento de Carreño la adopción de una serie de medidas para frenar el avance del «botellón» y de otros comportamientos incívicos.

«El primero de nuestros derechos que debe ser respetado es el derecho a la salud. Desgraciadamente podemos asegurar que en nuestra calle la ciudadanía no cumple con lo marcado por las autoridades sanitarias. Aquí viven muchas personas mayores o enfermos que tienen la consideración de ser “especialmente sensibles o de riesgo” ante el covid-19. No nos juguemos literalmente la vida», subrayan. También hacen referencia a que «hay locales (no todos), que tienen sus propias reglas».

Más de una veintena de afectados se sumaron a una carta que se envío a finales de agosto a la alcaldesa, Amelia Fernández López, y han solicitado una reunión con la primera edil, pero aún no han tenido respuesta. Le recuerdan que «no todo se reduce a un asunto de responsabilidad personal». Además, agradecen que la oposición, IU, PP y Somos, haya trasladado la problemática a dos comisiones de Urbanismo.

Los residentes en la zona piden al Consistorio que adopte una serie de medidas para frenar «una situación que no ha hecho sino que empeorar». Entre ellas, que la «atención policial al “botellón” debe mantenerse todos los fines de semana del año», algo que entienden sencillo de cumplir «si puede haber continuamente un agente en la plaza Hermanos Helio». Esto iría parejo a la realización de una campaña de concienciación en los centros educativos, que podría extenderse a las familias del alumnado y a los clientes de los bares.

Gente, en la Plaza de la Estrecha. (E. F.)

El desmadre en determinadas jornadas conlleva molestias para los vecinos, principalmente relacionadas con el ruido y la suciedad. Las personas que apoyan la carta dicen que no se respeta la legislación sobre ruidos e invitan al Ayuntamiento a comprar un sonómetro para dar cuenta de ello. «Se ha extendido la costumbre de vociferar, a la vez que se golpean algunos objetos como mesas o que quienes asisten a los “botellones” en las plazas van provistos de altavoces o amplificadores», aseveran.

En la misiva urgen que el Consistorio haga «cálculos más realistas sobre las necesidades de limpieza en la zona». Entre las propuestas figuran la recogida más frecuente de los contenedores de reciclaje, el aumento de los cubos de recogida de basura y el baldeo semanal de las aceras. Los bloques más afectados son los cercanos a los locales con más afluencia. «Se encuentran repletos de suciedad y basura, vasos, copas y botellas, restos de secreciones (babas, mocos, escupitajos u orines)…», enumeran.

Los vecinos ruegan más responsabilidad de los propietarios de los negocios respecto a la limpieza y al cumplimiento de la normativa de terrazas, al tiempo que no se «crean literalmente los dueños de la calle». Por ejemplo, se refieren «al paso de sus vehículos cuando los demás no podemos».