En concreto, 17.200 euros con la Comunidad de Propietarios y 600 euros con la Sociedad General de Autores por poner la televisión. El local tenía una cuota de participación del 8%. Con unos gastos ordinarios de 20.000 euros al año en la Comunidad de Propietarios, el Casino tenía que afrontar 1.600, algo actualmente imposible dado que los contados socios pagaban sólo seis euros al mes. A ello se suman las posibles derramas. La directiva no quiso aclarar si se va a instalar una fachada ventilada en el edificio con una factura supuestamente «millonaria».

Paradójicamente, el «agujero» no se debe a impagos con la Administración. Hasta el último momento, la entidad ha afrontado un alto recibo del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) o «contribución», que es de «poco menos de 3.000 euros», concretó Martín Blanco. También está al día de los pagos en servicios corrientes como luz y teléfono.

El Casino lleva en una situación crítica desde hace tiempo. La cesión es algo que se planteaba desde finales de 2019, cuando el Casino pidió ayuda al Ayuntamiento. A las dificultades económicas se sumó la estafa del administrador de fincas detenido en 2017 y que agravó el problema. El descenso de la masa social tampoco ayudó. Llegó a contar con más de 1.000 socios cuando «el ocio era una salida para mucha gente», pero los hábitos de la sociedad han cambiado.

Entonces, hubo una reunión con los grupos de la corporación para encontrar una solución que contase con el mayor respaldo posible. Ángel García Vega (IU), actual alcalde, consideraba entonces que las instalaciones eran «muy interesantes para el pueblo» para dar un «uso público» como puede ser el hogar del pensionista.

De la misma idea era el PP y sus socios de gobierno, Somos Carreño, que abogaban por una «Casa de la Mocedá» en el Polivalente. Por su parte, el PSOE pensaba en «descentralizar los cursos de Extensión Cultural y llevar algo que tenga que ver con la juventud».