Además, el último viaje se abordó desde el prisma medioambiental. Hubo ocasión para hablar de la «huella del agua», es decir, el volumen de agua que un país utiliza para producir los bienes y servicios que consume o usa la población. La pandilla participó en talleres de todo tipo e incluso hizo una presentación sobre Carreño. «La experiencia fue muy agradable y entretenida porque visitamos bastantes sitios», valoran Ana Rodríguez González y Daniela Prendes García. Entre ellos, el Planetario de Varsovia, el Palacio de Wilanów, el Jardín Botánico de Powsin o el Museo de la Ciencia.

EUROVISIÓN

Una de las anécdotas que dejó el viaje fue la de conocer a la representante de Polonia en Eurovision, Blanka, cuando el grupo estaba en la parte vieja de Varsovia. La artista fue rodeada de fans que le pedían autógrafos. Los estudiantes de Candás inmortalizaron el momento con unas fotos y acabaron siendo protagonistas indirectos, ya que salieron en una de las publicaciones de una radio polaca (Radio Zet). No todo fueron actividades relacionadas con lo educativo. Hubo tiempo para el ocio «por nuestra cuenta», que básicamente se centró en ir al centro comercial más cercano. A modo de despedida, hubo una fiesta, con hoguera incluida, en casa de una de las familias de acogida. «El ambiente fue muy divertido y hubo música», destaca Illán Izaguirre de Aranda. Entre los temas, se puso alguno de Melendi por aquello de recordar la «tierrina».

Durante la semana la meteorología fue «muy variable», tal y como recuerda Vera Murias Gutiérrez. Hubo calor en los primeros días, pero, a medida que avanzó la semana, el tiempo fue enfriando.

¿Hubo algún choque cultural? «Creíamos que íbamos a comer mucha carne pero, sin embargo, tenían una dieta rica en verduras», dice una joven. El horario de las comidas era variable. «En algunos hogares cenaban a las cinco de la tarde», recuerda Marta Berdasco Prieto.